"Sé como un árbol y permite que las hojas muertas caigan." (Rumi).
El otoño nos da la oportunidad de aprender de la naturaleza conceptos para nuestra vida: el árbol no pierde las hojas sino que las deja caer. Su entorno le indica que es momento de guardarse y esperar, porque con tan pocas horas de luz ya no las puede usar para hacer fotosintesis, y entonces las suelta. Cuantas cosas venimos acumulando, que en realidad no estamos usando, y no dejan espacio para lo que realmente necesitamos? ¿Porqué las estamos guardando, realmente nos representan?
Otoño es un puntapié para rediseñar el ámbito del hogar (¿Qué hay en nuestros estantes, alacenas, cajas, mesadas?), pero también para enfrentar nuestra acumulación de pensamientos y prejuicios! ¿Qué pasaría si compostamos esas ideas basadas en miedos, en mandatos que no nos representan y las convertimos en terreno fértil para nuevos caminos, miradas más abiertas, relaciones más auténticas? Aprovechemos la serenidad del otoño para hacer un compost mental (tranquil@s que para este tipo de compost no necesitan una compâs ;) ) y soltemos aquello con lo que no nos identificamos. En otras palabras, hagamos lugar para lo que somos o queremos ser!
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