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Febrero de Autocrítica

Ya no se ven las "campanas verdes" que había junto a los contenedores de residuos no reciclables en la Ciudad de Buenos Aires (amigos de otras ciudades sepan disculpar la autoreferencia, ¡es por una buena causa!). Por lo menos, siguen vigentes los Puntos Verdes en las plazas y parques para recibir lo que uno separa, pero mientras la bolsa de reciclados se hace más y más grande esperando ser despachada, invadiendo espacios de la casa, cual cuento de Cortázar, surgieron un par de reflexiones.

En primer lugar: Qué distinto es hablar de "basura" o de residuos cuando no son un pila visible y tangible. Los vemos irse día a día en los contenedores y los camiones de recolección, no los tenemos encima y por ende no molestan tanto como deberían. Tenía una idea de la dimensión del volumen de residuo diario que generaba cuando empecé a compostar y vi cuántos orgánicos podía recuperar a traves del compost. Pero la costumbre a veces adormece y llevando los reciclables cotidianamente a la campana no reparé en el volumen y la cantidad de residuos que se producen cada mes. Muchos de ellos, quizá la mayoría, residuos evitables si modificasemos hábitos e hiciésemos el esfuerzo necesario.

De ahí surgió la segunda reflexión: cúanto más cuesta hacer algo cuando se aleja de la rutina, cuando no está servido en bandeja. Exactamente esa fue una de la premisas que nos impulsó a crear la compostera. Fácil de usar, con las lombrices incluidas y atractiva para no tener que esconderla lejos de dónde se generan los residuos. Porque tengo que confesar que al día de la fecha todavía no llevé la bolsa gigante al Punto Verde y ya estoy llenando una segunda, nunca encuentro el momento, me excuso.

No sé cuántos de ustedes también se identifican con mi situación, lo ideal sería que la minoría pero no estoy segura sabiendo el mundo consumista en el que vivimos. Me viene a la mente una de las premisas de la gurú del orden Marie Kondo que obliga a los iniciados a poner toda la ropa que tiene sobre la cama para empezar a decidir que se queda y que no. Ella asegura que es la única manera de realmente entender todo lo que tenemos y qué es lo que efectivamente necesitamos. No les voy a proponer que tiren todos sus reciclables sobre la cama!!! Sólo los invito a que miren qué tipos de residuos generan y se pregunten cuánto de lo que está ahi puede ser evitado.

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