¡Bienvenido mayo! Tengo la sensación de que los días corren diferente en Cuarentena pero espero hayas podido hacer el desafío de la Basura Cero en abril porque ya es hora de sumar otro!
Empezamos el año con el ahorro de agua y energía, después generando menos residuos y este mes el desafío viene por el lado de nuestro poder como consumidores. La atención del consumidor influye en las decisiones de marketing y producción. No es casualidad que hoy con el auge de la conciencia ambiental cada vez haya más grandes marcas haciendo cambios en sus propuestas para no perder audiencia (¿Viste los cepillos de diente de madera que lanzó Colgate?). Y si es por una buena causa bienvenido sea, pero hay que afilar la vista y ver la diferencia entre “greenwashing” y un cambio auténtico.
Tenemos más poder de lo que pensamos, trabajando en conjunto, exigiendo claridad y tomando decisiones. Porque si la idea es comprar menos pero comprar mejor, entonces es clave hacer nuestra parte e investigar qué es lo que estamos llevando a nuestras casas y qué es lo que estamos fomentando en las industrias con nuestras compras.
¿Cómo empezar? En el caso de los alimentos, primero leyendo las etiquetas de origen e ingredientes. En las etiquetas se empieza por el ingrediente con más cantidad y se continúa por orden. Si tenés un “jugo de naranja” en donde las naranjas recién están en el 5to lugar de la lista entonces, ¿Qué estás tomando realmente? Por otro lado si para hacer el jugo de naranja, hecho sólo de esa fruta, después te enterás que la fábrica tiró toneladas de residuos de naranja sin procesar y contaminó ríos y arroyos, ¿Entonces queremos darle nuestro apoyo? ¿Y si las naranjas estaban llenas de agroquímicos? ¿Y si cosecharlas involucró explotación infantil, como muchas veces sucede en el cultivo del cacao, el café y el mate? No te quería deprimir pero las cosas suceden igual aunque a veces preferimos no enterarnos que tomar decisiones difíciles.
Tratemos este mes de ser responsables, de elegir las cosas no por su precio ridículamente barato sino valorando quién estuvo involucrado en su fabricación. De aprender que algunos insumos cuando se usan de manera excesiva pueden traer consecuencias ambientales o pueden afectar nuestra salud. Y por último, prioricemos los productos que están más cerca de nosotros, que tienen impacto en nuestras comunidades, sobre todo en estos tiempos que corren. Como todos los hábitos nuevos, al principio hay que re aprender y activar pero para fin de mes seguramente ya seamos consumidores expertos!
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